miércoles, 7 de octubre de 2009

Los aditivos en las ceras

El post sobre flúor en las ceras de agarre y los posteriores comentarios con Koldo, nos llevaron al terreno siempre misterioso y enigmático de los aditivos en las ceras. Vamos a ver si podemos sacar algo en claro de este farragoso asunto.

Las ceras están compuestas, básicamente, por una mezcla de parafinas y resinas en distinta proporción. Esta proporción diferente junto con las características, también diferentes, de las resinas utilizadas, confieren a las ceras sus distintas propiedades de viscosidad y dureza, que las hacen apropiadas para según qué tipo de nieve y qué temperatura. Los fabricantes se cuidan mucho de hacer públicas estas formulaciones secretas, por supuesto.

Pero además, Teflón, Grafito, Molibdeno, Galio, Silicona, Flúor, etc… son sustancias (anunciadas a bombo y platillo por los fabricantes) que se incorporan muchas veces en cierta cantidad a estas ceras y han venido a ampliar la elección de aditivos antes limitada casi en exclusiva a la Plata. Se supone que la función de mejora de las cualidades de la cera que se busca con estos aditivos actúa fundamentalmente a través de tres mecanismos: La lubricación, el efecto hidrófobo y la conductividad eléctrica. Las distintas sustancias tienen un efecto más marcado en unos que en otros aspectos y las podemos encontrar tanto en ceras de agarre como de deslizamiento. Al flúor le hemos dedicado ya un par de artículos en cvcfondo y al grafito, muy utilizado, le dedicaremos otro en breve. Vamos a dar un repaso al Galio, el Molibdeno, el Teflón y la Silicona.

Para empezar, los vamos a clasificar en dos grupos distintos y con características muy diferentes. Galio y Molibdeno son dos metales, mientras que Teflón y Silicona son polímeros.

Galio y Molibdeno: Ambos son, como decimos, metales, buenos conductores, y se utilizan en las ceras para descargar la electricidad estática con el fin de que la suciedad presente en la nieve no se pegue tanto. En nuestro medio, la suciedad es un problema relativo, afecta sobre todo en primavera, cuando la fusión y evaporación van concentrando la cantidad de partículas en la nieve que queda. Esto nos hace ver este problema asociado generalmente a ceras de tubo. La nieve polvo sobre la que esquiamos en la montaña, en pleno invierno, suele ser en cambio nieve bastante limpia (a no ser que esté mezclada, por efecto de la máquina, con nieve vieja y sucia). En otras latitudes, sin embargo, se esquía a menudo a nivel del mar, en los alrededores de las ciudades y sobre nieves que pueden estar sucias a causa de la polución. Esto hace que la repulsión de la suciedad sea una preocupación constante de los fabricantes, también en ceras de bote.

Además de mejorar la conductividad de las ceras, el disulfuro de ambos metales tiene un efecto lubricante, que lo hace apropiado para su uso en ceras de deslizamiento, tanto en nieves secas como húmedas. El principal beneficio que podemos obtener de estos dos aditivos es que en distancias largas, la cera, sea de agarre o de deslizamiento, va a tener un mejor rendimiento, se va a “embotar” menos por efecto de la suciedad de la huella.

Silicona y Teflón: Ambos son polímeros muy inertes, es decir, poco reactivos con otras sustancias y además, buenos aislantes eléctricos. El teflón es un fluorocarburo (tiene flúor en su molécula) y es uno de los materiales que ofrece un coeficiente de rozamiento más bajo, las siliconas en cambio son polímeros de silicio.

Estas sustancias producen lubricación por lo poco reactivas que son con las moléculas vecinas, es decir, reducen la fricción. En este sentido funcionan de forma completamente diferente al grafito, que es un autolubricante sólido debido a su peculiar estructura en capas deslizantes. Al ser malos conductores, no impiden la acumulación de suciedad. Su baja reactividad hace que sean también hidrófobos aunque no sientan una especial repulsión hacia el agua en concreto, al menos no mayor que hacia otras sustancias.

Mezclados con las parafinas o bien aplicados en gel o líquido, mejoran el deslizamiento en distancias cortas, pero al no repeler la suciedad, no mejoran el rendimiento de otras ceras en distancias largas. Hay quien opina, incluso, que tienden a recoger más suciedad por sí mismos.

Resumiendo, en carreras cortas, nuestras ceras de deslizamiento podrían beneficiarse de la inclusión de Siliconas o Teflón en su composición, mientras que en carreras largas, las ceras, tanto de agarre como de deslizamiento, pueden beneficiarse de la inclusión de Galio o Molibdeno.

ADITIVO

Efecto lubricante

Efecto antiestático

Efecto hidrófobo

Teflón

Si

No

Si

Silicona

Si

No

Si

Galio

Si (1)

Si

No

Molibdeno

Si (1)

Si

No

Fluorocarbonos

Si (2)

No (3)

Si

Grafito

Si

Si

Si

1 Varía dependiendo del compuesto. ( P.e.: El disulfuro de Molibdeno y el disulfuro de Galio tienen efecto lubricante y se utilizan en ceras de deslizamiento).

2 Varía dependiendo del compuesto. Los fluorocarbonos en general, como hemos comentado para el Teflón (Politetrafluoroetileno), no son nada reactivos y esto les confiere un bajo coeficiente de fricción que actúa como lubricante.

3 El efecto antisuciedad de los fluorocarburos está relacionado con que sean hidrófobos, no con la conductividad eléctrica, ya que suelen ser poco conductores.

(Un polímero es una molécula grande formada por la repetición en cadena de una molécula más pequeña o monómero, de la que pueden colgar átomos de distintos elementos, o tener a su vez arquitecturas diferentes, dándole así características muy distintas. Un fluorocarburo es una molécula con un largo esqueleto de unidades formadas por Carbono y Flúor, pero además, puede tener otros átomos o la relación entre estos dos elementos puede ser diferente. Esto hace que haya infinidad de fluorocarburos y que cuando un fabricante nos dice que su cera tiene flúor, no sepamos en detalle de qué nos está hablando si no nos da más información. Otro aspecto muy importante de los aditivos que modifica su comportamiento y no se suele comunicar, salvo si permite colgar la etiqueta, tan de moda, de lo “nano”, es el tamaño de las partículas, que puede afectar, por ejemplo en una cera de deslizamiento con grafito, a propiedades tan importantes como su penetrabilidad en la suela, al menos si somos de los que creen que el grafito puede realmente "penetrar" en la suela. Este secretismo hace que la comprobación empírica sobre el terreno, de los distintos productos, sea el baremo más importante a la hora de juzgar su rendimiento y que el enceraje, pese a la avanzada tecnología que incorpora hoy en día, siga estando muy lejos de ser una ciencia y se parezca mucho más a la botica de un curandero).

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