Es habitual entre los esquiadores de fondo el practicar deportes complementarios de resistencia como el ciclismo o la carrera a pie, que tienen una transferencia positiva muy apropiada para nuestro deporte, también es verdad que estos deportes adolecen de la falta de implicación del tren superior y en este sentido son más incompletos que el rollesquí, el nordic running o incluso la natación, por ejemplo. Esta falta de ejercicio de la parte superior del cuerpo puede complementarse con un trabajo apropiado a realizar en el gimnasio.
El gimnasio se ha convertido hoy en día en un capítulo imprescindible dentro de la preparación física en cualquier modalidad deportiva, ya que permite un trabajo “a la carta”, pormenorizado tanto en lo que a grupos musculares implicados se refiere, como a tipo de trabajo en función de las cargas, repeticiones, etc., lo que permite individualizar muy bien el entrenamiento según las necesidades concretas de cada deportista.
Tiene, sin embargo, un pequeño inconveniente para algunos y es que puede resultar aburrido.
En una búsqueda de alternativas válidas para trabajar el tren superior se me ocurren, por ejemplo, el remo o ¿por qué no? el rocódromo. Hay algunos de los nuestros, como Xabi Gardeazabal, que frecuentan con asiduidad las estupendas instalaciones del Pio Baroja y otros que lo hacen de vez en cuando.
En caso de que optemos por esta entretenida forma de entrenamiento, cabe hacer alguna pequeña advertencia. La escalada deportiva, como cualquier otro deporte, es una actividad física compleja con distintas facetas que implican rutas metabólicas diferentes, que se entrenan de manera diferente y que tienen, para el esquí de fondo, un grado de transferencia también muy diferente. Así, se pueden establecer cuatro apartados en el entrenamiento de la escalada:
El bloque. Entrenamiento de fuerza pura, explosivo, equivalente al trabajo de un levantador de peso, por ejemplo. Obviamente, muy lejos de lo que se solicita en el esquí de fondo.
La resistencia corta. Trabajo cerca de la máxima capacidad pero de unos pocos movimientos. Solicita la vía anaerobia láctica. En la práctica y para un fondista, tampoco interesa.
La resistencia larga. Trabajo todavía intenso, pero que nos permite realizar entre 25-30 movimientos hasta el agotamiento, implicando también la vía anaerobia láctica, pero en su modalidad de capacidad. Este trabajo empieza a ser interesante para el esquiador, sería el tipo de esfuerzo solicitado en un sprint o en un cambio de ritmo, por ejemplo.
Finalmente la continuidad, este sí que es un tipo de trabajo con una buena transferencia al esquí de fondo, utiliza la vía aeróbica en su modalidad de potencia y se entrena realizando vías de muchos movimientos, que nos permitan estar escalando varios minutos.
Esta advertencia es importante porque en el mundillo friki del bulder, sobre todo entre la gente joven, lo que se lleva es blocar a muerte y una vía de más de diez movimientos se considera más aburrida que una excursión en autobús. Cuidado, no dejarse arrastrar por el ambiente, a no ser, claro, que busquemos la mejora en la escalada y no en el esquí de fondo.
El otro aspecto a tener en cuenta, no menos importante, es el tipo de agarre. Cuidado otra vez. La mano es el punto débil del escalador, llena de pequeños músculos y frágiles tendones con sus poleas, que el escalador debe fortalecer con años de práctica y mucho cuidado. Todos los agarres no son igualmente exigentes y nosotros, en nuestro objetivo, elegiremos los que nos hagan trabajar los brazos y la cintura escapular sin exigir mucho a nuestros dedos, para ello, dos consejos:
-Evitar en lo posible agarres en arco (el gesto que hacemos para mordernos las uñas) y preferir agarres en extensión (el gesto que hacemos para agarrar una botella), el agarre en arco es más eficiente en pequeñas regletas, pero muy peligroso para la integridad de nuestros dedos.
-Huir, como de la peste, de los monodedos (salir corriendo, ni mirarlos) y cuidado con los bidedos (evitarlos si son exigentes, en desplomes, etc.)
En resumen, pasar tiempo sin bajarse del panel utilizando agarres buenos, cazos, agarres romos, en extensión, etc. y dejar para otros el concurso de agarrarse a los garbancitos.
Por lo demás, a divertirse en el roco, Xabi.
(Fotos: A. Arabaolaza)
Menuda casualidad, justo la modalidad que más me gusta (el de resistencia larga o continuidad) es el más apto para el esquí de fondo! Y es que como un día se te meta en la cabeza hacer un bloque, ya puedes darte por agotado;entre lo difíciles que pueden llegar a ser y lo tercos que somos, te dejas la piel literalmente en la pared.
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