En el primer número de la temporada 2009/2010 de la revista Cross Country Skier podemos encontrar un artículo sobre nanotecnología aplicada al esquí de Jessica Snyder, una investigadora en el campo de la nanobiología además de esquiadora, por supuesto. En él, hace un repaso de las distintas aplicaciones de la ciencia de lo diminuto en el mercado actual del esquí de fondo, tan sensible a los avances tecnológicos de los materiales.
La nanotecnología es un curioso y apasionante apartado de la Ciencia que abarca infinidad de campos cuyo único elemento en común debe ser la escala. ¿Y qué escala es esa? Bien, la frontera entre lo “nano” y lo muy pequeño se establece en la micra, la milésima parte de un milímetro: todo lo que sea más pequeño entra en el terreno de las nanociencias, cuya unidad es el nanómetro (nm), de los cuales hay nada menos que 1000 en una micra. Los avances de la microscopía electrónica en las últimas décadas han permitido que podamos “ver y manipular” aquello que hasta hace poco “imaginábamos” cómo era de la mano de los físicos que nos hablaban de sus propiedades.
Una de las aplicaciones más sonadas de la nanotecnología es la ingeniería de materiales. La manipulación a nivel molecular permite ya (y no hemos hecho más que asomarnos al umbral de un territorio con mucho futuro) la fabricación de materiales diseñados con unas características impensables hace bien poco. La fortaleza, la ligereza y la capacidad de deslizamiento son tres propiedades que los esquiadores agradecemos enormemente en nuestro material. Las tres pueden beneficiarse de la nanoingeniería de materiales.
Respecto a las dos primeras propiedades J. Snyder nos habla de los composites impregnados con nanotubos de Carbono (nC). El Carbono es de sobra conocido por sus extraordinarias propiedades de resistencia y ligereza, sin embargo, sus cualidades palidecen ante las excepcionales prestaciones de los nC, con una fortaleza superior a la del acero y un peso ridículo. Estos nC se mezclan con las resinas epoxi que se moldean luego para construir el esquí. Este es el procedimiento utilizado por el fabricante finlandés Peltonen para construir sus esquís Supra X e Infra X. Al material resultante de la adhesión química de los nC a la epoxi le llaman Hybtonite (muy marketiniano) y confiere a sus esquís, según el fabricante, una gran ligereza y fortaleza, a la vez que mantienen una buena flexibilidad y sensaciones sobre la nieve.
El otro campo de aplicación de los nC es el de la fabricación de bastones. Exel incorpora estos nC en alguno de sus bastones tope de gama. Exel tiene una técnica propia para la fabricación de bastones llamada “co-winding”, algo así como co-curvado, que consiste en un enrollado preciso de las fibras de Carbono bajo presión que se solidifican en una resina termoplástica. En su nueva línea NTech, Exel añade nC a la matriz de resina, estos nC ocuparían el espacio entre dos fibras de Carbono aumentando la solidez del bastón.
Atomic utiliza esta misma técnica para fabricar sus nuevos esquís de alpino Izor, pero en lugar de nC, emplea para ello nanocristales de óxido de silicona, que según Atomic, ofrece la misma resistencia con un incremento muy pequeño de peso respecto a los nC, sin embargo, el proceso debe ser más económico, por lo que J. Snyder pronostica que oiremos hablar del óxido de silicona también en el esquí de fondo.
En cuanto a las ceras, el prefijo nano empieza también a asomar la nariz, Start tiene, como comentaba Koldo hace poco en el blog, una línea N de parafinas fluoradas con tecnología de nanopartículas. J. Snyder nos habla en su artículo de otro producto, la cera Nanowax desarrollada por el fabricante Cerax, ya arruinado, por lo que su cera no está disponible. Sin embargo, parece que Holmenkol se ha hecho con la patente y podría lanzar este producto al mercado. Se trata de una cera fluorada de nanopartículas que formarían una película finísima, con sus átomos de flúor apretados unos junto a otros y que, según el fabricante, funcionaría mejor que las ceras tradicionales. Según J. Snyder, las ceras nanotecnológicas superarán pronto a las tradicionales.
En lo que respecta a las superficies de deslizamiento, Madshus lanzó hace varias temporadas sus bases con nanopartículas. J. Snyder apunta en esta dirección y nos cuenta que existen en el mercado pinturas y tejidos nanotech con una extraordinaria capacidad hidrófoba. Propone la inclusión de estos materiales superhidrófobos, en forma de nanogranos a lo largo de la suela, lo que aumentaría el ángulo de contacto de la gota de agua, mejorando la lubricación húmeda.
Advierte finalmente, y no le falta razón, sobre el peligro de caer bajo la influencia del marketing y la necesidad de contrastar en la práctica los supuestos beneficios de la incorporación de estas tecnologías.
Ya sabemos que el funcionamiento de las estrategias competitivas del mercado exige incorporar cada temporada algo “innovador” que nos empuje a los consumidores a desear siempre algo nuevo, ¿cuántas veces vemos como obsoleto lo que sólo hace dos temporadas nos parecía que era “lo más”? En este sentido, la etiqueta “nano” es sin duda un objeto de deseo para las marcas, aunque sólo sea para que el nombre del producto suene más atractivo.
(Foto: Nanotubo de Carbono)
Muy interesante! la mayoría de las veces que leemos las características de los esquís, bastones o ropas que queremos comprar no entendemos lo que significan y optamos por ese material por sus diseños atractivos, la fama del producto o incluso el PRECIO (cuanto más caro, mejor!!)
ResponderEliminarGracias por aclarar algunas dudas !