Según la Real Academia "montañesismo" (uff) es el amor y apego a las cosas características de la montaña.
Yo no soy montañero, más bien montañesista. Aunque a veces caigo en una especie de frenesí que me lleva hacia las cumbres, otras veces paso largos periodos sin encaminarme a ellas. Eso sí, las tengo que tener cerca. Bien sea paseando por sus faldas fotografiando florecillas o subiendo puertos en bicicleta. No me siento menos montañero cuando tumbado en la piscina de Villanúa contemplo las sombras que dibujan las nubes de tormenta en las laderas de la Collarada, que cuando resoplo subiendo por sus escarpadas pedreras.
Creo que padezco una forma grave de montañesismo. Hasta el punto de que huyo de los lugares llanos. Detesto los horizontes planos y soy de los pocos vascos que se aburren soberanamente en Las Landas: no encuentro adónde mirar.
Por eso, cuando veo una foto de un paisaje llano como esta que sacó Patxi en Holanda y me gusta, me descoloca un poco. Pienso ¡Joder, me gustaría conocer ese lugar! Y claro, qué pinta un montañesista patológico como yo ahí.
No sé si es mérito del paisaje, del saber posar de los protagonistas, o del fotógrafo, que supo captar el momento. Pero cuando veo la foto siento el deseo de andar en bicicleta por ese lugar.
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