martes, 19 de enero de 2010

La verdadera historia del skating

Así titula su autor, Jack Sasseville, entrenador del equipo canadiense en la época en que Siitonen y compañía comenzaron a sacar un pie de la huella, este bonito artículo que repasa aquella época de descubrimiento que cambió profundamente el panorama del esquí de fondo.

Ya hablamos de ello en otro post y de cómo en determinadas situaciones de difícil enceraje, hubo algunos avanzados que descubrieron que era más rápido renunciar a la cera de agarre y patinar. Sasseville nos da cuenta de algunos de esos episodios históricos, de cómo la nueva estrategia se fue extendiendo como la pólvora y de las reticencias y obstáculos que los más tradicionalistas se empeñaban en poner hasta que tuvieron que aceptar la realidad y crear dos disciplinas diferentes.

Es raro el deporte que no evolucione, sobre todo si implica tareas complejas de coordinación corporal. Cuando Dick Fosbury comenzó a saltar de espaldas al listón, los expertos miraban escépticos y divertidos, cuando ganó el oro olímpico en 1968, dejaron de divertirse y decidieron tomar cartas en el asunto, hoy todos los saltadores utilizan el Fosbury como técnica de salto de altura. Si además hay en juego herramientas o materiales susceptibles de mejora tecnológica, los caminos de esa evolución se multiplican, pensemos en el ciclismo, en el salto de pértiga o en el esquí alpino. Comparemos la postura de un saltador de los que ilustran la portada del libro de F. Tuduri con la de los saltadores de hoy.

Esa evolución no se va a detener ahora, claro, y estaría bien imaginar hacia dónde se dirigirá en el esquí de fondo. Tras un repaso sobre la evolución de la técnica del skating, es justamente lo que hace Jack Sasseville al final de su artículo. Él dice que las pruebas puede que las tengamos delante, no hay más que observar la técnica de los corredores de sprint en skating, dice. El ángulo de abertura de sus esquís es sensiblemente más reducido que en distancias largas y el gesto, la flexión corporal, se parece cada vez más a la del impulso simultáneo. Esto tiene una ventaja biomecánica obvia, reducir el impulso hacia los lados supone incrementarlo hacia delante , que es justamente adonde tenemos que ir . Y tiene un inconveniente también obvio, afrontar la pendiente directamente con el esquí es mucho más fatigoso, por supuesto. Pero Sasseville nos advierte de que este era, precisamente, el inconveniente que sus detractores veían al patinador antes de que Andi Grunenfelder ganara una prueba de la Polar Race en Tornio (Finlandia) patinándola entera en 1984, con una técnica a priori mucho más fatigosa. Lo cierto es que la evolución de la técnica arrastra tras de sí la adaptación tipológica corporal de los atletas. Probablemente los campeones del esquí de fondo de antaño, curtidos en su estilo y en pruebas largas, serían atletas con una capacidad pulmonar portentosa y unas potentes extremidades inferiores, hoy, además de eso, les vemos lucir un tren superior igualmente portentoso. Este pasado diciembre, en una prueba de biatlón, y perdonad la imprecisión de mis datos, pero no soy Xabi Del Val (te agradecería que me ilustraras luego en un comentario, Xabi), veíamos llegar al último Km a Bjorndalen en compañía creo que de un ruso y de Svendsen, bastante más corpulento. El rubio agonizaba en cada repechito tratando de seguir el ritmo infernal que le marcaban sus dos compañeros de cabeza, se descolgaba incluso unos metros. Pero, hay amigos, en la recta final cada remada de Svendsen era como tres de las de los otros, era como ver remar a Castro al lado de la Donostiarra.

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo en que el estilo cambia continuamente y no hay nadie que pueda pararlo, pero el ejemplo que has puesto no es el más adecuado.
    Los dos esquian muy rapido, pero la diferencia entre Svendsen y Bjorndalen es que uno tiene 23 años y el otro 35, la edad no perdona, aunque el rey nunca ha sido demasiado explosivo.
    Ya me acuerdo de esa carrera, en la última vuelta no es que Svendsen fuera mal, es que sabía que era mucho más rapido y se dedicó a ver como Ole le pegaba a Eder pequeños golpes en la pierna para que le dejara pasar. Fue inútil.

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