Vamos a abordar un tema importante y a veces confuso en la preparación de los esquís para el deslizamiento. Uno de los factores que dificultan un buen deslizamiento es la presencia de un exceso de agua entre la suela y la nieve. En estos casos se forma una película de agua que, debido a su tensión superficial, pega literalmente el esquí a la nieve oponiendo cierta resistencia. Una de las formas de evitar esto (la otra sería aumentar el efecto hidrófobo de la suela mediante productos fluorados, por ejemplo) consiste en el grabado de surcos que, al romper la continuidad de la película de agua, disminuyan la tensión superficial.
Esta es la razón por la que los esquís no tienen una suela perfectamente lisa, sino marcada con surcos más o menos gruesos y que pueden dibujar distintos patrones según el uso y la idea que tenga el fabricante sobre el asunto. Estas marcas vienen de fábrica así y son realizadas mediante máquinas de pulido a la piedra (o bien por “pulido al diamante”, utilizando para ello ruedas de pulir con polvo de diamante, cuyo fundamento es el mismo). En función del uso del esquí, el patrón dibujado será diferente, estructuras longitudinales y finas para nieves secas, estructuras gruesas y en V para nieves húmedas, estructuras intermedias longitudinales para esquís todo uso, etc. Según nuestras necesidades, elegiremos el que nos convenga.
En teoría, esta estructura se puede modificar pasando nuevamente el esquí por una máquina de lijado que nos dibuje una nueva estructura con la forma que elijamos. Este proceso se puede repetir varias veces hasta que nos comamos la suela a base de pulirla. Este sistema tiene dos inconvenientes, uno leve y otro grave. El proceso se puede repetir no más de unas pocas veces en la mayoría de los esquís, antes de que tengamos que tirarlos y comprar unos nuevos. Esto convierte la estrategia en apta sólo para sibaritas acaudalados, siendo este el inconveniente leve. El grave es que hace falta una máquina específica y un manipulador experto que haga la tarea. En un medio donde escasean los comercios que nos ofrezcan material de calidad y variedad donde elegir, además de un buen asesoramiento, creo que ir más allá es un tanto utópico. La alternativa sería entonces tener varios pares de esquís con diferentes estructuras y usar la idónea en cada caso, por ejemplo: un par de esquís duros para klister con estructura fina para nieve helada, otro igual pero con estructura gruesa para nieve húmeda, un par para bote y nieve seca con estructura fina, uno para bote y nieve húmeda con estructura gruesa, además un par para 0ºC con estructura intermedia, unos de skating con estructura fina y otros con estructura media... A que os da la risa. No sé a vosotros, a mí sí.
La alternativa es el estructurado manual. Se trata de marcar un dibujo por deformación elástica de la suela mediante una lámina dentada o un rodillo metálicos. Los dientes del instrumento tendrán distintos grosores que nos marcarán patrones diferentes, bien longitudinales o en V.
El estructurado manual permite adaptar el patrón de la estructura a la humedad de la nieve del día con mucha precisión. Además, el grabado es reversible y el simple planchado y rascado sucesivo al ir parafinando lo elimina y nos permite rehacer y modificar la estructura cuantas veces queramos. Se utiliza también en la alta competición, ya que la combinación de las distintas estructuras de la suela con la o las estructuras manuales aplicadas (los expertos suelen combinar a veces varios patrones de estructurado manual) permite una variedad enorme de resultados finales. El estructurado manual es además una de las operaciones más fáciles de realizar y más rápidas en la preparación de los esquís. En la práctica y para un uso aficionado, lo más recomendable sería disponer de un par de esquís con una estructura fina o universal y adaptar esta estructura en situaciones de alta humedad, engrosándola. Un esquí con estructura gruesa no se puede reconvertir manualmente a una estructura fina. Si estructuráis, tened en cuenta que la presión es muy importante, mayor cuanta más humedad y más suave en la parte delantera que en la trasera. Los esquís de skating no deben estructurarse con patrones muy gruesos por mucha humedad que haya.
El estructurado de los esquís es una práctica muy recomendable, sobre todo, como discutimos largamente en el cursillo del club, si nos planteamos el uso de parafinas fluoradas. Podemos gastar un dineral en ceras de alto contenido en flúor, los fabricantes estarán encantados, sin embargo, si no usamos el estructurador, estaremos utilizando la mitad de los recursos a nuestra disposición para que el esquí corra más, renunciando además, a la estrategia más rentable económicamente.
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