lunes, 11 de enero de 2010

A vueltas con el doping

Como sabréis quienes estéis al día en las cosas de la competición internacional, la no realización de pruebas antidopaje en la primera carrera de la temporada de la Copa del Mundo en Beitostoelen desató las críticas contra la FIS, acusando a dicho organismo de relajación y de falta de interés en la persecución de estos delitos. Las críticas provienen con especial énfasis de los Estados Unidos y Canadá. El ambiente previo al inicio de temporada, con el escándalo de la suspensión de varios esquiadores rusos, hizo que todas las miradas estuvieran dirigidas a la actitud de los organismos antidopaje en esas primeras pruebas y las críticas por parte de entrenadores y deportistas no se hicieron esperar.

Rasmus Damsgaard, en nombre de la FIS, sale al paso de estas críticas en un artículo que podéis leer en FasterSkier.com. En dicho artículo argumenta que la realización de pruebas durante las carreras está desfasada y aboga por un modelo basado en perfiles sanguíneos y test fuera de la competición según consejo de los expertos en el tema, como la australiana Ashenden, que sugiere que es más eficiente apartar temporalmente de la competición al deportista bajo sospecha por su perfil sanguíneo, que llevar a cabo un costoso proceso para sancionarlo por dos años. Damsgaard dice también que el programa antidoping de la FIS supera en coste económico a los ingresos por sponsors y señala que además de la FIS, los organismos antidopaje de cada país son los encargados de hacer los controles fuera de las carreras. David Howman, director de la AMA (Agencia Mundial Antidopaje) dice que no todos los organismos actúan o pueden, por sus medios, actuar igual. Por supuesto Igor Zagorsky, de la Agencia rusa (en el ojo del huracán), dice que ellos hacen cuanto está en su mano, 194 pruebas durante y 140 fuera de temporada. Howman defiende a los suyos y dice que las críticas no son justas, devolviendo la pelota cuando afirma que debería ser la propia FIS la que tendría que llevar el peso de los controles. Además, Damsgaard se queja de las limitaciones del sistema legal a la hora de sancionar a los deportistas pillados en falta.
Sarah Lewis, Secretaria Gral. de la FIS, insiste en la estrategia y en que 350 pruebas fuera de temporada es suficiente. Esto supone menos de 1 prueba por deportista y temporada, como señalan sus críticos. Sin embargo, Lewis recuerda que esas pruebas se concentran en los deportistas “sospechosos” a los que se puede llegar a realizar entre 4 y 5 controles al año e insiste en que no es necesario aumentar el número de pruebas.
Mientras tanto, los representantes de los atletas piden más información y acusan a la FIS de falta de transparencia, la FIS reconoce la falta de información, pero alega el necesario secretismo para que el sistema funcione, aunque promete reuniones informativas en el futuro.
El artículo de FasterSkier nos da noticia de todo este mal rollo que parece contaminar el mundo de la alta competición. Los argumentos de unos y otros quedan expuestos, pero hay un comentario que llama poderosamente la atención y es que Damsgaard, el representante de la FIS, argumente que la lucha antidopaje sale muy cara y sugiera la falta de recursos para financiarla. Si eso es así en un mercado que mueve tantísimo dinero en los países más ricos del mundo, es que las cosas no se están haciendo bien. ¿Os imagináis que la FIS dijera que, en adelante, las carreras se correrán sin jueces porque sale muy caro pagarles?

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