martes, 15 de septiembre de 2009

Mujeres y saltos de esquí

Las peticiones para la inclusión del salto de esquí femenino en los Juegos Olímpicos de Invierno de Vancouver han sido finalmente desoídas por el COI. Según declaraciones de su presidente, Jacques Rogge, la razón expuesta es la escasez de deportistas y poca implantación de este deporte, que según el comité, devaluarían las medallas obtenidas.


Hay 130 mujeres de 16 países inscritas en la F.I.S. (organismo que abala y apoya la petición de participación de forma casi unánime: 114 delegados a favor, 1 en contra) como deportistas internacionales, además de aquellas que compiten a nivel nacional en sus respectivos lugares de origen. Los primeros Campeonatos del Mundo absolutos se celebraron este pasado invierno en Liberec, sin embargo, se han celebrado ya tres en categoría Junior.
Sobre la idoneidad o no del nivel de las candidatas a participar se podrá discutir más o menos, si bien parece que el organismo más competente en ese sentido debería ser la F.I.S. y no el C.O.I., pero además, hay dos aspectos que llaman la atención y que están recogidos en la propia declaración de principios del movimiento olímpico, aquellos que hacen referencia a la promoción del deporte y a la defensa de la igualdad de derechos de las mujeres. ¿Qué mejor espaldarazo a este deporte que su inclusión como deporte olímpico?
Se repite aquí la historia que comentábamos en el post de Gabrielle Andersen-Smith, cuando en 1984 el C.O.I. admitió por primera vez la celebración del maratón de mujeres, a última hora y en medio de la polémica.
Es inevitable que las mujeres participen como saltadoras de esquí en unas Olimpiadas, llegará sin duda. Pero, además de por vulnerar principios básicos, sorprende, para los que estamos habituados a seguir deportes donde desde hace tiempo y absolutamente a todos los niveles, el espectáculo ofrecido por las mujeres no tiene nada que envidiar al de los hombres, que alguien trate de poner barreras a que esto suceda. Y más tratándose, precisamente, de los organismos encargados de romper dichas barreras.
De momento, el asunto sigue en los tribunales canadienses, donde la última oportunidad expira a primeros de Noviembre, cuando el Tribunal Supremo de aquél país hará pública su postura al respecto. La petición es que si no hay saltos de chicas, no se celebre la prueba de los chicos en territorio canadiense, por entender que vulneraría las leyes de igualdad de aquel país. Jacques Rogge se ha pronunciado estos días y continuará presionando a través de una entrevista que celebrará con la ministra de deportes canadiense, Helena Guergis, que mostró en su momento, públicamente, su apoyo a las saltadoras.
El propio Rogge ha confirmado, así mismo, los planes de inclusión del salto femenino en los Juegos Olímpicos de la Juventud de 2012 en Innsbruck.

La respuesta de las saltadoras no se ha hecho esperar, la podéis ver aquí. Se argumenta en ella que otros deportes incluyen la presencia de mujeres en menor número que las saltadoras (las leyes de igualdad obligan, desde hace ya un tiempo, a que la incorporación de los nuevos deportes se haga, sin excepción, en modalidad masculina y femenina) se discute la subjetividad del concepto de méritos técnicos y se establecen paralelismos históricos como el del salto de pértiga.

Parece absurdo que a un deporte con la tradición de los saltos de esquí, olímpico desde 1924, donde la ausencia de las mujeres ha resultado siempre tan llamativa, no se le permita aprovechar esta magnífica oportunidad de subsanar dicha ausencia y siga siendo, por el momento, el único deporte olímpico de invierno sólo para hombres. Y parece absurdo también, que en boca de la máxima autoridad del olimpismo, se anteponga el valor de las medallas al VALOR de unos principios de igualdad tan elementales.

Podéis acceder aquí a la página web de apoyo a la inclusión de las mujeres en los saltos de esquí .


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