lunes, 4 de abril de 2011

Hilabeteko argazkia. Marzo

“Equilibrio” podría ser el título de esta foto que sacó Anne durante La Trace Aspoise en Somport. Para llegar a ser competente en una disciplina como el esquí de fondo hay que trabajar distintos aspectos, el trabajo físico para un rendimiento eficiente y el perfeccionamiento del gesto para pulir la técnica son los dos más evidentes, los que a nadie se le escapan y en los que todos, cada uno a su nivel, desde el principiante más patoso hasta el experto corredor de élite, se empeñan. Pero ¿y el equilibrio? Ese conjunto de funciones neuromusculares complejas que implica múltiples órganos, desde sofisticados receptores sensitivos en nuestras articulaciones hasta órganos superespecializados y de complicada anatomía en nuestro oído interno o el trabajo integrador de esa información en el cerebelo, son funciones de las que se exige mucho en el esquí de fondo. Alguna vez hemos hablado aquí de la transferencia del peso de una pierna a otra o “balance” en el estilo clásico, como el aspecto más difícil y que define un buen estilo, la habilidad para ejecutar ese baile sutil con precisión depende del equilibrio y resulta en una ejecución eficaz de la técnica.

El baile del esquiador de la foto no es nada sutil, tampoco ortodoxo, pero obedece a la necesidad de mantenerse en pie… para eso también sirve el equilibrio.


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