martes, 27 de abril de 2010

Placebo

Vivimos un tiempo de cierto desencuentro en lo que respecta a nuestra relación con el conocimiento, la ciencia y la tecnología. Parece que cuanto más sabemos, menos caso hacemos de lo que sabemos. En medio del conocimiento científico la sinrazón y la magia se abren paso, adoptando distintas formas según el entorno: en el mundo del deporte, especialmente proclive a estas cosas, la última tiene forma de pulsera.

El Power Balance causa furor y los comentarios de “yo lo he probado y puedo hacer tal o cual cosa” se extienden, como se extiende el bulo de su prohibición por parte de las federaciones de algunos deportes… ¡Fíjate si será eficaz! Si yo fuera el fabricante trataría de llegar a algún acuerdo (económico, claro) con alguna federación para que, efectivamente, me lo prohiban (si queréis, podéis captar la indirecta).

No voy a hablar aquí contra el artilugio, no hay tarea que más me aburra y me irrite que argumentar sobre obviedades, si queréis, podéis echar un vistazo aquí.
En cambio, me gustaría contar una historia (un poco novelada) sobre efecto placebo que tal vez recordéis:
"Contaba el médico de un conocido ex ciclista profesional francés, uno de los grandes de los últimos 20 años, un incidente muy aleccionador sucedido antes de una de las etapas más duras del Tour. Durante el desayuno, el ciclista reclamaba insistentemente “algo” que tomar a su médico, la víspera, una de esas etapas de “aperitivo” pirenaico antes de la etapa reina, no se había sentido muy bien, viendo como tenía dificultades para seguir a los que podían ser sus rivales en esta etapa. El médico le respondía una y otra vez que no podía hacer nada, que estuviera tranquilo, que sus parámetros físicos eran buenos, que estaba en forma y que además, ya había hecho todo lo que tenía que hacer y había tomado lo que tenía que tomar según el plan acordado al principio de la temporada, que estuviera tranquilo y tratara de descansar y concentrarse en la carrera. Según parece, el ciclista insistió tanto que el médico no tuvo más remedio que ceder.
-Sube a la habitación, en cinco minutos estoy allí.
Efectivamente, a los cinco minutos el médico llamó a la puerta del ciclista, entró en la habitación y cerró la puerta tras de sí. Sacó dos cápsulas del bolsillo y dio las siguientes instrucciones al corredor:
-Esta cápsula roja es un estimulante de efecto retardado, al principio te hará sentir un poco pesado pero a medida que avance la etapa te sentirás mejor, al final del día irás como una moto, tómatela tres horas antes de la salida. Esta otra cápsula, la amarilla, es un “fijador”, se trata de una molécula que se une a la anterior, la fija y al mismo tiempo los análisis la identifican como un producto de desecho natural del metabolismo, enmascara el estimulante. Debes tomarla veinte minutos después de la anterior. Durante media hora, es decir, el intervalo entre ambas tomas más diez minutos de seguridad tras la segunda, estás muy expuesto a dar positivo en un análisis de sangre, en caso de que alguien pregunte por ti, piérdete durante ese tiempo, ¿de acuerdo?
-De acuerdo, ¿qué es?
-Es algo nuevo… mejor que no sepas demasiado. Sólo que no conviene usarlo a menudo, y tranquilo, después de media hora es absolutamente indetectable, lo hemos probado con los italianos.
El corredor voló por los puertos del Pirineo. Aquel día, años antes de leer esta historia en los periódicos, yo lo vi pasar animándole desde la orilla de la carretera en el Tourmalet, subía moviendo su menudo cuerpo con la ligereza de los grandes escaladores, la mirada, el gesto, eran los de los grandes campeones convencidos de su superioridad, desde allí hasta la victoria en la cima de Luz Ardiden su camino fue un paseo de gloria, detrás, el líder de la carrera y sus huestes trataban simplemente de no perder demasiados minutos.
Lo que vino después está también en los papeles y el camino, de la gloria al infierno, no fue precisamente un paseo.
Aquella mañana en el hotel, el médico había vaciado dos cápsulas de su contenido y las había rellenado con la sacarina que tenía delante, sobre la mesa del desayuno, en un bote de edulcorante.”
Quienes recordéis aquella época del ciclismo no deberíais tener problemas para poner nombre al ciclista. La esencia de la historia, aunque recreada en los detalles, es cierta (al menos si damos crédito al médico), como es cierta y de eso doy fe, la fuerza de su mirada en las rampas del Tourmalet.
Podéis ver este interesante vídeo divulgativo del Sistema Nacional de Salud británico, sobre el funcionamiento del efecto placebo. (Si no os arregláis con el inglés podéis verlo en YouTube (pinchando sobre el logo), tenéis que colocar el cursor sobre la casilla donde pone en rojo CC y eligiendo el idioma os traducirá los subtítulos). En él, además de explicarnos cómo funciona el efecto placebo, se nos plantean las reservas éticas que implica su uso.

2 comentarios:

  1. Zalantza bat: txirrindularia, Richard Virenque izan daiteke? Jakinmin hutsa.

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  2. Daiteke
    Erantzuna hemen aurkitu dezakezu ( nik kontatutako historia, naiz eta gertakizun xelebre honetan oinarrituta, ez da zehatza, esan dudan bezala):

    http://www.sobreentrenamiento.com/publice/Articulo.asp?Ida=1151&tp=s

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