Hace unos meses nos hacíamos eco en este post de la sanción aplicada a la patinadora de velocidad alemana Claudia Pechstein debido a anomalías en su perfil sanguíneo sin que se hubiese detectado ninguna sustancia ilegal. Aunque no vinculada con el esquí de fondo, traíamos esta noticia por su importancia en la lucha contra el dopaje en el deporte en general, en la medida en que establece un precedente legal.
Según una noticia aparecida este pasado mes de Marzo en el diario alemán “Süddeutsche Zeitung”, Gerhard Ehninger, presidente de la Sociedad Alemana de Hematología y Oncología, apoyado por otros dos expertos, sostiene ahora que la reticulocitosis de la patinadora se debe a una forma leve de esferocitosis (un tipo de anemia en la que los hematíes de forma anormal son destruidos ). Lo que resulta extraño es que en los exámenes médicos realizados a Claudia Pechstein a consecuencia de las alteraciones de su pasaporte biológico, esta alteración se pasara por alto (el propio Ehninger fue consultado en su momento al respecto). Se supone que cuando un laboratorio dictamina sobre un asunto tan determinante y más si va a suponer un precedente legal como en este caso, se asegura antes de emitir un juicio. No hay duda de que sus responsables eran plenamente conscientes de la repercusión de este caso y lo mirarían con lupa.
Los expertos que defienden la inocencia de la deportista dieron una rueda de prensa en la que explicaron sus argumentos científicos y denunciaron los posibles errores metodológicos de las anteriores pruebas condenatorias (insinuando incluso una posible intencionalidad). En esta otra noticia, donde podéis ver un vídeo sobre la rueda de prensa, se nos informa de la profesionalidad y prestigio de los defensores de la patinadora a quienes se nos presenta como personas comprometidas en la búsqueda de la verdad y sin intereses ocultos en el asunto. Se argumenta que nadie pondría su prestigio en riesgo de esta manera sin estar absolutamente convencido de la verdad de sus argumentos. Este razonamiento, el de validar la verdad de una opinión en función de la convicción de quien lo sostiene no parece muy apropiado, apliquémoslo si no a todos los fanáticos que pueblan el mundo, dispuestos a matar por sus ideas. Por otra parte, si lo aceptamos, parece que damos por bueno su contrario, es decir, el de la incompetencia, desidia o peor, interés oculto de quienes dictaminaron lo contrario.
En cuanto a la justificación en sí y aunque se habla de una elevación del nivel de reticulocitos como consecuencia de la anemia heredada de su padre, no se explica la tan oportuna fluctuación del nivel de los mismos con una elevación justo en las fechas de competición (3,49%) y valores normales en las otras muestras, una un mes antes (1,74%) y otra diez días después de la misma (1,37%). Los valores normales de reticulocitos en sangre oscilan entre 0,5% y 2,5%.
Aunque Claudia Pechstein insistiera una y otra vez en su inocencia desde que fuera sancionada hace unos meses, el argumento de la anemia es nuevo, en este asunto hay muchos intereses (no sólo económicos) en juego y el propio manager de la deportista se encarga de recordar ante la opinión pública y ante los varios tribunales que han estudiado los distintos recursos, las enormes pérdidas que ha supuesto la actual situación, con la celebración de unos JJOO durante el periodo de sanción, para su representada.
Da la impresión de que la defensa de la patinadora ha encontrado por fin la coartada médica que necesitaba (o algo que se le aproxima, no olvidemos la fluctuación de las cifras). Veremos si hay tercera parte. Si la hay, es decir, si los tribunales creen a Claudia Pechstein y le retiran el castigo, ello supondrá un serio revés para la lucha antidopaje, ya que el primer caso de sanción basada únicamente en el perfil sanguíneo (sin la presencia del producto dopante), habría resultado un fiasco. (Aparte el resarcimiento económico derivado de tal desenlace).
Continuará…
Rafa
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